Hace una semana se dio a conocer el "fallecimiento" de la joven iraní Mahsa Amini de 22 años, quien murió presuntamente por causa de "paro cardíaco".
Amini fue detenida el martes de la semana pasada por la llamada Policía de la moral en Teherán, donde se encontraba de visita y fue trasladada a una comisaría para asistir a "una hora de reeducación" por llevar mal el hiyab. Mahsa, murió tres días después en un hospital adonde llegó en coma tras sufrir un "ataque al corazón", que las autoridades han atribuido a problemas de salud, algo rechazado por la familia.
Debido a todo esto, cientos de habitantes salieron a protestar desde el fin de semana, por lo que el gobierno decidió tomar medidas al respecto. Restringido gradualmente el acceso a la web en gran parte del país en los últimos días. El apagón comenzó en Teherán y otras partes de Irán cuando estallaron las protestas el viernes. Para la noche del lunes 19 de septiembre, el gobierno amplió las restricciones a partes de la provincia occidental del Kurdistán. A partir del miércoles, era imposible acceder a WhatsApp e Instagram a través de cualquiera de los principales proveedores de Internet del país. Aparentemente, las restricciones actuales son las más severas desde 2019, cuando Irán cerró todo el acceso a Internet en respuesta a las protestas por el combustible.
NetBlocks, la organización no gubernamental que da seguimiento a la ciberseguridad y gobernanza del Internet, afirmó que los principales proveedores de redes móviles "han cesado sus servicios casi totalmente en Irán".
Meta no se ha comunicado es referencia a lo ocurrido. Probable que las interrupciones limiten significativamente la capacidad del pueblo iraní para comunicarse libremente. En teoría, el gobierno de Irán puede creer que restringir el acceso a Internet reducirá la probabilidad de que los manifestantes se organicen y le permitirá controlar mejor la narración de la muerte de Amini.